Nacido en las montañas de Bohemia y Silesia en territorio de lo que son hoy la República Checa y Polonia, el cristal de Bohemia gozó de total hegemonía, en Europa desde los siglos XIII al XVII.
El notable corte y los grabados de las piezas, comenzaron a hacerse famosos tanto por la transparencia del vidrio, imitando el cristal de roca, como por el grabado o tallado profundo y perfecto, en hueco o en relieve de las piezas.
A finales del siglo XVII, adoptó la coloración de los vidrios de Venecia. Los colores empleados en la coloración inicial, eran azul turquesa, amarillo y rosado y sus más notables producciones consistieron en elegantes copas y licoreras, grabadas y cortadas en facetas, propios de un estilo cuya producción tuvo sus inconvenientes.
Uno de los más importantes, fue la escasez de madera en los bosques de la Bohemia medieval, que obligó a los vidrieros trabajar en varios asentamientos y a migrar de una zona a otra buscando nuevos suministros de madera, para abastecer los hornos vidrieros. Pero fue hacia 1870, con la llegada del ferrocarril, que las nuevas tecnologías aplicadas a la generación de los vidrios y a las nuevas técnicas de grabado, que pronto, el cristal de bohemia volvió a establecerse como uno de los más destacados de Europa
Su prestigio sobreviviò también a la crisis de 1930, incluso a la Segunda Guerra Mundial, cuando muchas de las factorías fueron cerradas. No obstante, las exposiciones internacionales que aparecieron después como: la Exposición de Milán; Bruselas; Sao Paulo, Brasil, Delhi, India, New York; Montreal; y Osaka dieron una fama creciente a la cristalería bohemia que mantiene hoy en día.
Observemos un ejemplo del trabajo de Bohemia en esta licorera en cristal tallado color amarillo que se encuentra a la venta en Langerarte.com.